miércoles, 16 de marzo de 2016

Tomar las riendas de nuestra vida: el miedo a la libertad y la sociedad del miedo

"Cuando un individuo desea hallarse en oposición a la autoridad, lo mejor que puede hacer es buscar apoyo a favor de su postura en los demás miembros del grupo. En la mutua ayuda que los hombres se prestan, halla el baluarte más fuerte que pueda tener contra los excesos de la autoridad" (S. Milgram)


El “Pensamiento único” o autoritarismo anula al individuo y su capacidad de razonar de forma independiente y crítica. Es fácil conseguirlo, somos “perezosos” y por motivos emocionales necesitamos pertenecer a grupos, con lo que nos dejamos llevar por el pensamiento y las decisiones que toman. Pero que muchas personas piensen lo mismo no significa nada, Galileo, Copérnico, Darwin, Freud… todos fueron impopulares porque fueron revolucionarios, ¿su “pecado”?: atentar contra el narcisismo humano. Veamos qué caracteriza al autoritarismo para que no anulen nuestra capacidad “revolucionaria”:


Es indiscutible. Presume de ser la única solución, esto se refleja en la propia formulación del problema o pregunta que resuelve, está planteada de tal manera que impide pensar en alternativas.


Chantajea. 
La desobediencia se presenta como una amenaza social, por ello una sociedad angustiada es una sociedad totalitaria, se produce un círculo vicioso.


Se equipara a la realidad/normalidad/ley natural. 
Presume de ser “el centro”, de representar al “sentido común”, cuando es un “realismo ingenuo” al que nos aferramos por la necesidad de sentirnos seguros. Está compuesto por los “lugares comunes” que cada sociedad acuerda, supuestas respuestas a los problemas que también supuestamente la acucian. En tanto que “natural”, lo que afirma sería evidente y necesario. Lo “natural” no existe, todo es construido en base a las creencias que imperan en cada momento histórico.


Es perfecto y desprecia la diferencia. 
No hace un examen de sus presupuestos, no se somete a análisis ni se corrige a sí mismo, no asume ningún error. En ese sentido vende la idea de “fuerza” y “pureza”, desprecia la autocrítica y niega su falibilidad. La contradicción, la paradoja, la crisis, el caos, el conflicto… queda fuera. Se vende como seguro, infalible, bueno, claro, único… La realidad es un “mapa” del “territorio”, hay mejores y peores mapas pero ninguno representa completamente el territorio, aunque nuestra mente nunca lo asuma completamente.


Por otro lado para entender la forma en la que somos manipulados siguen vigentes las herramientas verbales de los líderes que describiera Le Bon en 1895 en "la Psicología de las masas": la Afirmación, pura y simple, desprovista de todo razonamiento o prueba; y la Repetición porque lo que se repite, aunque sea mentira, finalmente se incrusta en las regiones profundas del inconsciente.


Somos diferentes, sentimos de forma diferente y las palabras no significan para todos lo mismo, (ni siquiera vemos los mismos colores). Muchas veces vemos esta diversidad como algo negativo, nos da vértigo porque nos deja sin asideros universales, sin certezas ni permanencia, nos pone en contacto con nuestra precariedad. Pero la diversidad posibilita la supervivencia, y por lo tanto la adaptación y la evolución, (solo tenemos que ver su protagonismo en la naturaleza).


Dos variables que nos ayudan a desobedecer:

En el famoso experimento sobre la obediencia a la autoridad de Stanley Milgram (Universidad de Yale) se constató que hay dos variables fundamentales a la hora de debilitar nuestra tendencia a obedecer irreflexivamente:

1. Órdenes contradictorias 
La duda sembrada sobre a cuál de las dos autoridades seguir, paralizaba la acción. Y es que es importante para la actitud obediente observar seguridad en la autoridad.

2. Otros desobedecen o el efecto perturbador del grupo 
Cuando Milgram introdujo el grupo en su experimento el resultado fue el inverso de lo ocurrido en los otros, la mayoría desobedeció cuando observó que lo hacían sus compañeros. Curiosamente, en el cuestionario que se pasó después los sujetos no dieron ninguna importancia al grupo, manifestando que actuaron desobedeciendo por sí mismos, sin ser influidos por el comportamiento de los demás. Fantaseamos con una “independencia” de la que carecemos completamente.

Los factores que Milgram propuso como decisivos en la influencia del grupo fueron: la idea de desobedecer se ve como normal cuando los iguales lo hacen, se dispersa la responsabilidad entre varios, disminuye la angustia porque el posible castigo será compartido.


Algunos consejos...

Valora la Diversidad
Ten diferentes fuentes de información sobre diversos temas, cuidado con la excesiva especialización y con despreciar ideas, por otro lado como decía C. Sagan, no hay que tener “la mente tan abierta como para que se te caiga el cerebro”.

Practica el Autoanálisis
Es muy importante ser conscientes de las motivaciones personales que nos llevan a creer en algo, las angustias que calman, los deseos que colman… 

Asume tu Mortalidad
No somos “los últimos” y por ello nuestras conclusiones nunca son las “conclusiones finales”. Somos seres en tránsito que forman parte de una larguísima y en última instancia incomprensible cadena.